Cada vez más estrellas del cine se atreven a hablar de su salud mental y ponerla sobre la mesa. El último en hacerlo ha sido Brad Pitt que —lejos de polemizar de nuevo por los problemas derivados del divorcio con Angelina Jolie— ha hablado de la depresión que sufrió y de su vida fuera de los focos en una entrevista con GQ, del cual es portada.
“Creo que durante algunos años sufrí una depresión leve, y hasta que no la he superado, hasta que no me he aceptado totalmente, con lo bonito y con lo feo, no he podido sentir esos momentos de alegría”, ha señalado.
El artista, que protagoniza la portada emulando el cuadro de Ofelia de John Everett Millais, ha confesado también que sufre prosopagnosia, es decir, una enfermedad que le impide reconocer los rostros de las personas en fiestas o en eventos sociales. Por este motivo ha señalado que parece una persona fría y distante. “Quiero conocer a alguien a quien le pase lo mismo”, dijo.
El actor de Érase una vez en Hollywood se ha despojado también de prejuicios a la hora de hablar de soledad y ha recalcado que siempre se ha sentido “muy solo”. “Solo cuando era pequeño, solo incluso aquí, y hasta hace poco no me he sentido más arropado por mis amigos y mi familia. Hay un verso de Rilke, o de Einstein, te lo creas o no, que trata sobre cómo vivir en la paradoja de albergar un dolor muy grande y al mismo tiempo sentir una alegría de verdad. Eso es madurar, crecer como persona”, ha explicado.
Del mismo modo se ha sincerado sobre los vaivenes y el amplio arco que considera que tiene su personalidad: “Soy un asesino. Soy un amante. Tengo la capacidad de sentir una gran empatía, pero también de ser mezquino”.
Esta no es la primera vez que Pitt ha hablado de sus “demonios” o de los problemas de salud mental que ha tenido a lo largo de su carrera, especialmente de su adición al alcohol durante el rodaje de la película Ad Astra, que coincidió con la lucha por la custodia de sus hijos tras el divorcio de Jolie.
“El hecho es que todos llevamos dentro mucho dolor, pena y pérdida. Nos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo ocultándolo, pero siempre están ahí dentro de ti. Y tarde o temprano tienes que abrir esas cajas”, contó.